viernes, 29 de septiembre de 2017

la Capilla de los Huesos





No se puede abandonar Evora sin haber visitado la tétrica Capela dos Ossos. Sus paredes y pilares se encuentran revestidas por innumerables calaveras y huesos humanos, recogidos en los cementerios de la ciudad. Fue construida en el siglo XVI por los monjes franciscanos, que invitaban a reflexionar sobre  la fugacidad y vacuidad de la vida, de acuerdo con el espíritu de la Contrarreforma.

Por si el mensaje no quedaba claro,  en la inscripción de la entrada: se puede leer: Nós ossos que aqui estamos pelos vossos esperamos (Nosotros, los huesos que aquí estamos, por los vuestros esperamos).


En el centro de la capilla, sobre sendas mesas, aparecen dos cuerpos relativamente incorruptos. La leyenda quiere que eran padre e hijo, y que el hijo maltrataba a la madre, con la aquiescencia del padre. Poco antes de morir (no sabemos si a consecuencia de estois malostratos) la madre echó sobre ellos una maldición: !Que la tierra de vuestras sepulturas no os destruya!.

 

jueves, 28 de septiembre de 2017

Jardim Público de Evora





El exuberante Jardim Público fue diseñado por el arquitecto y escenógrafo italiano José Cinatti.  Aprovecha parcialmente el trazado de uno de los antiguos baluartes de la ciudad y alberga en su interior numerosos rincones óptimos para el descanso y el viaje introspectivo: los restos de un antiguo palacio real, lagos con cisnes, y hasta unas ruinas de pegoleta
 

miércoles, 27 de septiembre de 2017

Geraldo Sin Miedo





El centro neurálgico de Evora es la plaza de Giraldo, asi llamada en honor al caballero portugués de nombre Geraldo Sin Miedo (Geraldo Sempavor) que conquistó la ciudad a los almohades en 1165 acompañado de un ejército  de mercenarios, proscritos y aventureros. Este legendario guerrero, al servicio de Afonso Henriques, primer rey de Portugal, conquistó varias ciudades a los musulmanes, a mediados del siglo XII, tanto en Portugal como en Extremadura, y ya puesto también algunas a los cristianos: Trujillo, Cáceres, Montánchez, Santa Cruz de la Sierra, Badajoz y Lobón. Pero la toma de Évora está especialmente envuelta en la leyenda.


Al estar Évora en una planicie descubierta, solamente podía avistarse al enemigo desde la atalaya de S. Bento. Geraldo aprovechó que el soldado  musulman que vigilaba desde esta atalaya había cedido su puesto a su propia hija para retirarse a descansar. Escaló la torre disfrazado del moro muza y degolló a la muchacha sin miramientos, haciendo lo mismo a continuación con su padre. Entonces, pudo hacer desde allí señales falsas a los guardias  moriscos de la plaza, que salieron en persecución de una partida de soldados que Geraldo dispuso para distraerlos, en tanto conseguía, en la confusión, entrar en la ciudad fortificada, apoderándose de ella.

Años mas tarde, tras bastantes batallas ganadas y alguna derrota definitiva, se introdujo en Ceuta disfrazado, pero fue reconocido, detenido, acusado de espionaje y degollado, en un periquete.
 

viernes, 22 de septiembre de 2017

Fuente das portas de Moura.





Una de las mas famosas fuetes alimentada por las aguas del acueducto de la prata es la Fonte das portas de Moura.

La fuente renacentista, es del siglo XVI y está enteramente realizada en mármol blanco. Su silueta con forma de esfera, en alusión al poder de Portugal en todo el orbe terrestre, es uno de los iconos de la ciudad. La inscripción escrita alrededor de la gran esfera reporduce el Salmo 114,8 de la Biblia: QVI CONVERTIT PETRAM IN STAGNA AQVARVM ET RVPEM IN FONTES AQVARVM ANNO 1556. (El Dios de Jacob,  que cambió la peña en estanque de aguas, y  en fuente de aguas la roca)
 

jueves, 21 de septiembre de 2017

Acueduto de la Prata


 Uno de los elementos mas representativos de evora es el Acueduto de la Prata. Pensaba yo que lo habrían construido por los romanos, pero no. Aun asi tiene un porrón de años. Se levantó en el siglo XVI, bajo el reinado de Joao III, que encargó su diseño al arquitecto militar Francisco de Arruda, el mismo que construyó la Torre de Belem, al sur de Lisboa.


El acueducto recorre 18 km desde la Herdade do Divor, donde se abastece de agua, hasta llegar a las murallas de Evora, ofreciendo una estilizada silueta con arcos que llegan a los 26 metros de altura.

Pero la parte mas cuqui trascurre intra muros de la ciudad, cuando los arcos del acueducto se van reduciendo a medida que llegan al final del recorrido del agua, y se van imbricando en la trama urbana. Allí encontramos casas y tiendas que se han edificado adosadas al acueducto, componiendo pintorescos rincones, como la Caja de Agua renacentista, de la Rua Nova. con su amplio entablamento y sus 12 columnas toscanas.
 

miércoles, 20 de septiembre de 2017

mas de evora





"… ninguna ciudad nuestra, salvo Évora, fue capaz de decirme con pureza y belleza que soy latino, que soy árabe, que soy cristiano, que soy peninsular, que soy portugués…” 

(Miguel Torga, 1942, Diario II).

amica veritas, sed magis amicus plauto

Hace ya algunos años, paseaba yo por la calle Tarnok de Budapest, con la mirada atenta del viajero, cuando me sobrevino un estremecimiento que en un principio confundí con un retortijón intestinal. Sin embargo, cuando profundicé un poco más en el autodiagnóstico, entendí que en realidad lo que me sobrecogía era la contemplación de tanta belleza, una especia de mal de Sthendal en versión austrohúngara.



En aquel momento pensé que sería muy egoísta reservarme esa experiencia y decidí compartirla con aquellos a los que el destino no les habia deparado la oportunidad de visitar esa ciudad. Pero tambien con los que habían pasado por allí y no habían experimentado esa fruición contemplativa, como vaca sin cencerro, acaso porque la naturaleza les había negado esa sensibilidad exquisita con la que a mi me había dotado tan generosamente.



Llevado por este altruista impulso, me agencié un cuaderno y un rotulador Edding y empecé a esbozar dibujos como un poseso, en el afán de reflejar cuanto encontraba en mi camino y de plasmar mis impresiones de una manera mas o menos perdurable. Así nació el primer ejemplar de los cuadernos de viaje que componen esta colección. A partir de entonces -a la manera de los viajeros clásicos como Delacroix o Víctor Hugo- siempre que me dispongo a emprender un nuevo viaje, reservo en mi maleta un sitio para el cuaderno, entre los gayumbos y el neceser.



Debido a la desmesura de alguna de las opiniones vertidas en estas crónicas, la cautela aconsejaba ocultar mi identidad. Para evitar ser objeto de persecución política, decidí ampararme en el anonimato, inventando un alter ego al que llamé el aventurero. Aun así, mis detractores opinan que tal grandilocuencia no era sino una excusa que para poder hablar de mi mismo en tercera persona, como Julio Cesar o el Papa.



Nadie espere encontrar en estas páginas una guía de viaje, ni un exhaustivo glosario de monumentos. Ni una descripción fiel de los lugares visitados, ni una reflexión sensata sobre los usos y costumbres. Tan solo un inconexo puñado de dibujos, acompañados por el relato de anécdotas carentes de interés y algunos datos totalmente prescindibles e inexactos. Esa es otra: Ni siquiera puedo garantizar la fiabilidad de los textos. A menudo son cosas que he oído o leído aquí y allá, cuando no son directamente inventadas, fruto de una trasnochada imaginación, como muy bien han señalado algunos de mis detractores.



En la última secuencia de la película de Jonh Ford “El hombre que mató a Liberty Balance”, James Stewart le reprocha a un periodista la falta de rigor en algunas informaciones publicadas. El periodista se defiende: “Mira, James Stewart, en el oeste cuando la leyenda mola mas que la realidad imprimimos la leyenda”.



Con similar menosprecio a la verdad, yo, que solo pretendo evidenciar la paradoja del alma humana, escribo desde una ignorancia que haría avergonzarse, no ya a cualquier historiador aficionado, sino a cualquier persona de bien.



Vayan pues mis excusas para todos aquellos a quienes no correspondo con la veracidad que se merecen. En cualquier caso, espero que quienes recalen por estas páginas encuentren aquí motivo de solaz y esparcimiento, ya que otra cosa no pretendo.



Ahora, merced al avance de las nuevas tecnologías y para estupor de mis dichosos detractores, estos cuadernos pueden ser consultados en la red y quedan al alcance tanto de los curiosos como de los estudiosos de esta basta y vasta obra.

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